Monólogo de un idiota VIII
Y a pesar de todo, me levanto, buscando esa mañana soñada, esperando que el desayuno vuele, se deslice por los confines de la finitud, hacia las sábanas con olor a sueño y así comience el día sin querer terminarlo.
Pero por supuesto que las tazas no vuelan y me trago la dura realidad porque café hoy no había y salgo, salgo por la puerta con ese crujido que hoy me dice ya sabés lo que te espera, con asquerosa complicidad. Pero tiene razón.
Yo sé muy bien lo que me espera, un día tan único pero tan parecido a los últimos diez años, horas tan regulares como el tráfico y las huelgas, los divorcios y los empleados miserables, el te odio y el te amo, el te extraño falso y el que nunca apareció; vos y yo.
A veces intento buscar la esquina en un cuarto redondo.
Hoy no la encontré.
Mañana será.
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Saludos desde La Clínica.
Un abrazo.
te felicito nuevamente
y nada sos un grande
un beso, te quiero
Luma
pd: ojala leas esto :p