Cumpleaños feliz

No quería escuchar más la radio. Me levanté del sillón y la apagué. Volví a la cocina y chequié los fideos. Estaban bien. Me puse el gigante guante amarillo de tela para no quemarme y saqué el agua en el lavadero, poniendo un tenedor en el costado de la olla para que no se caigan los fideos. Después agarré una tabla de madera y me senté en la mesa. Comí fideos de la olla en silencio. Eran de los de rulitos. Dos meses antes había asistido al cumpleaños de una alumnita de piano. Cumplía 15 y la mamá le estaba preparando una fiesta sorpresa. Yo me quedé dormido en el colectivo y me levanté cuando ya había recomenzado el recorrido y estaba encarando para el lado contrario. Me acuerdo que era miércoles y estaba nublado. Me acuerdo que al lado mío dos chicas arreglaban, en portugués, que hacer en el fin de semana. Concluyeron encontrarse a tomar sol y cocinar una cheesecake antes de salir a patinar. Llegué, tarde, y era el primer invitado. La mamá me ofreció algo para tomar y le dije que no gracias. La quinceañera, Roxy, tenía puesto un vestido blanco cortito y unos aritos con plumas verdes chiquitas. Me respondía en monosílabos y miraba al piso. No vino nadie y cenamos filetes de pescado en silencio.  Mientras comíamos torta me contó que una vez se vistió de playboy para una fiesta de disfraces y se puso del orto y vomito y no se acordaba de nada y las amiguitas la trajeron a su casa en un taxi, y sus papás no la dejaron salir por seis meses.  Después se puso a llorar en silencio y se fue a su cuarto, la mamá me regalo un poco de torta en un táper y me volví a mi casa.

Comments

Caetano Evon said…
Basado en una historia real.

Popular posts from this blog

y bueno

Imperfecto

En una plaza venida abajo