Bajo y Batería


Tocábamos a las 8 en El Arrecife, un bar en la costanera que solía llenarse los jueves. Hace meses que veníamos ensayando tres veces por semana, ansiosos por la llegada de esta fecha. A las 16 horas de ese jueves me llama Alejandro, el cantante, a decirme que estaba con 39 de fiebre y no se podía mover. Pasé por su casa a llevarle pastillas y arrastrarlo pero no lo logré: estaba ferozmente abrazado al inodoro y de tanto en tanto amenazaba con vomitarme los zapatos.
A los quince minutos me llamó Sebas, el guitarrista, que con los alaridos de su mujer de fondo, me comunicó que estaba camino al hospital, que el nene se había adelantado un mes. Lo peor es que la mujer tocaba el piano y hacía los coros.
Quedábamos bajo y batería.
Salí tarde para la prueba de sonido. Llegué 15 minutos antes y le conté las buenas noticias al bajista. Abrazados lloramos durante un rato, y después compartimos un whisky y un tequila en silencio.
Se hicieron las 8, subimos al escenario, y nos presenté:
Hola, somos Bailando con Marta. Marta esta teniendo un hijo varón en este momento en el hospital Italiano, así que no va a poder venir. El guitarrista está casado con Marta, así que tampoco va a venir. Y el cantante Alejandro está con fiebre y vómitos. Él tampoco viene.
Por lo tanto voy a pasar a contarles un poco de mí porque firmamos un contrato y en una de esas después nos hacen garpar, y al sonidista y al de las luces alguien tiene que pagarles, así que esto sigue.
Podríamos empezar con que ayer tapé con una cruz de cinta la camarita de mi notebook porque me sentía observado. También, la semana pasada llamé a McDelivery y me quedé dos horas hablando de los diferentes combos con la que me atendió. Se llamaba Patricia y era muy simpática. Le dije de ir a comer a Burger King algún día pero se negó.
Sin ir más lejos ayer vi en la tele que en Asia Oriental tu suegra tiene que estar presente tu noche de bodas. Y que en Hong Kong si una mujer le es infiel a su marido éste puede matarla como quiere, pero si ocurre al revés, ella solo puede matarlo con sus propias manos. Sino es ilegal. También leí que en Yale, la universidad americana, te garpan 10 dólares la hora por cuidar una impresora. Si se atasca el papel, lo arreglás, y si no podés, llamas al Departamento de Computación. 10 dólares la hora. Levanten la mano acá todos los que ganan más de diez dólares la hora. Un bajón, ¿no?
Y bueno. Nada. Me quedé sin anécdotas. Por lo menos quemé 15 minutos. Ahora viene media hora de solos de bajo y batería. Disfruten.

Comments

Anonymous said…
Me lo crei todo , como si te hubiese pasado. Yo hubiese ido al
cocierto y me hubiese entretenido, muy bueno!!
Diana ,hagah16@hotmail.com

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