buena


antes de que comience a parlotear de más, debo aclarar que no es una buena noche. O una noche buena.
Simplemente no lo es.
Verás, sucedieron ciertos acontecimientos desafortunados que me hacen pensar que el universo es un escenario decorado, y detrás de escena está el sonidista y el director, brindando, siempre, la misma escena, brindando, sea champagne o vodka, vasos o copas, se ríen siempre igual, voces oscuras y roncas, profundas como bocas de leones o hipopótamos. Cosas que pasan.
No sé, a veces creo que estoy loco, a veces que soy el único sano, pero la mayoría del tiempo me esfuerzo por no clasificarme o excluirme, hago un esfuerzo por incorporar la masa, incorporar las culpas y las responsabilidades, hasta intento llorar, intento llorar y no puedo.
No puedo. Y no se de quién es la culpa. No tengo una buena razón para llorar tampoco, o quizás tengo demasiadas, pero la cuestión es que la última vez que lloré fue a los 10 años de edad. Lloraba en la ducha, no me acuerdo porque, pero lloré por horas sentado en la bañadera, con el agua golpeándome, mis lagrimas se perdían entre líquidos ajenos.
Nunca gano en sorteos, ni concursos, y tampoco quiero empezar a ganar y poseer una suerte supernatural, sólo pido acceder a pequeños datos curiosos que llenarían mi vacío existencial. Para empezar me encantaría saber adónde fueron todas las cosas que perdí, adonde se escapan, en que universo paralelo está el power ranger rojo de mi niñez, donde está el buzo turquesa que me tejió mi abuela, que habrá pasado con aquel taxista que compartí una noche de confesiones en el café la humedad, en que cama duerme mi primera novia y que pasó con la morocha que prometió encontrarme en el muelle al atardecer y nunca llegó, y la esperé días comiendo panchos y durmiendo en la playa, y nada. Donde van? Carajo, aprieto la mandíbula, aprieto los puños y cierro los ojos, y siento que la sangre se apura a llegar a mi cabeza antes de que rompa algo, las articulaciones impacientes y un dolor de cuello y una nube de ansiedades y pensamientos que nublan mi juicio, quiero saber, quiero entender, que pasó, porqué no vino, hablándole a paredes, me pierdo en una música de boliche insoportable. Adónde van, carajo, será que enanitos multicolores me siguen y me roban las cosas y las apretujan en cajas de cartón que embalan y acomodan y las llevan a Japón para ser expuestas en alguna exposición de arte? será eso? enanitos multicolores?
me siento y no puedo no pararme para volver a sentarme
estoy harto de esperar
eventualmente no es suficiente, quiero las respuestas prometidas, no más comparaciones y metáforas.
No quiero gastar tu tiempo. Tampoco quiero saber si estás bien. Solo quiero molestarte.

Comments

Popular posts from this blog

y bueno

Imperfecto

En una plaza venida abajo