no sé expresar la atenta ingratitud que siento hacia los murciélagos pelados y angustiados por una discordancia.. nunca pude decir bien murciélagos además no son criaturas marinas y mis delirios son preocupantes. una amiga me dijo, en plena confianza: "a veces siento que tu locura es demasiado para mí". En un principio me pareció gracioso. Después me dejó de hablar. Y bueno, prometo que nunca fue mi intención ser una mala influencia, un aspirante a la lunacia, la psycho depresión, la maníaco laberinto. Lo juro, por mis 13 tías y 19 dedos. En serio. Una amiga parecida a la anterior, quizás hasta la misma, (verás, hoy en día ya no puedo ni distinguir, uno se pone viejo y los detalles y apellidos y q si kiki o titi o tutu y la .. ) pasan de largo.. ) me comentó que mi aparente felicidad la ponía nerviosa, la sacaba de sus estribos , la limitaba, enfurecía, dolía, ardía, creía que iba a llorar, ahí mismo, llorar por mi incapacidad de enojarme, o estar de mal humor. Desp
Igual va a llover, por más que me esconda y junto a mi la luz y el sol y la luna y junto al fin los tres, mirada inoportuna mirada de callejón sin salida cuando la media luna no se asoma mirada de bar sin alcohol entre la copa y la laguna cuando el descuido, por gota solo una No pierde ni olvida, recuerda la ceguera de la lluvia perdida. otra emergencia entre voces un eco y un ardor lejano e incomprensible el repugnante mago del amor y malabares imperfectos ilusiones, por que no juego bruto, distorsiones hoy sí, mañana no yo te quiero olvidarte te quiero entre el más dulce zorzal de espinas y el cactus más tierno y charlatán si para astilla del infierno está el viejo Leviatán y viejos espirales entre nubes ignorantes un bikini y un aroma un después y un antes queso y jamón pinchados con palitos de madera corazones tiernos derretidos una flecha desespera... [ante un objetivo inalcanzable]
no pude cambiar la bombita porque estaba demasiado caliente y me queme. y me duele. pero no digo nada. -----.----- Ventilador prendido, casi que no hacía ruido, era luna llena, y el reloj se acercaba a la medianoche. Noche sin lobos, ésta, noche sin fantasía ni fantasmas. Celebrabamos sin ninguna buena razón para celebrar. Celebrabamos porque no sabíamos que otra cosa hacer. Las paredes estaban pintadas de rojo y blanco. Como manchones arbitrarios. Como los días que nunca recordaremos, días irrelevantes, días de charlas pequeñitas, de clima templado, o de paraguas, da igual, días en los que nos da igual. Blanco o rojo, nos da igual, son días que componen nuestra vidas, y aún así, son irreconocibles, son inútiles, son ahogados en generalizaciones de estaciones o fechas o adjetivos. Las paredes eran así de tristes. Ni bien entré, fue suficiente para entender que este día no sería uno de ellos. El principio lo resumo: dos copas de champagne, hola a la gente c
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