Llueve un poquito. Sobre la pileta verde: hojas un aparatito de cloro hundido una enredadera que se desenredó y cayó, ahí, en la parte honda un inflable a medio inflar ¿Quién infló el inflable? Es casi invierno. Llueve, un poquito, y al duraznero se le salió la última hoja Las gotas como paredes invisibles, los yuyos más verdes que nunca y el agua de la pileta salpicada por el agua que viene del cielo ¿Quién infló la ballena inflable y por qué la infló a medio inflar? Lejos escucho los autos y los aviones y el murmullo manso de mi barrio como olas de mar Pero es no es mar El mar está lejos de acá ¿Será que alguien se metió al agua con la ballena y esta se pinchó y ahora está perdiendo aire lentamente desinflándose? Todo quieto y todo mojado. Quietud y mojatud. La pileta desborda y la ballena se atora en la orilla de tierra y pasto. Ya no llueve poquito. Baja el sol y no puedo no seguir acá, quieto y mojado, y me vuelvo a preguntar: ¿Quién infló el infl...
Yo que estoy medio insoportable lo que sucede es que me levanté medio gorrión espinoso en celo con el pecho inflado de amor y otros pecados y no pude evitar escribirte para contarte sobre mis ganas de volar bajito y enredados ensuciarnos en el barro y escondernos en hojas amarillas de invierno que se acaba y nos saluda con las últimas noches de acolchados y estufas en piloto y narices frías y orejas transparentes. Capaz con el verde nos animamos a volar más alto cerca de algún júpiter calentito, capaz cebar mate acostados en un mantel viejo en una plaza venida abajo.
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