Pobre Oscarsito

Era martes. Me acuerdo porque el lunes falté. Y el martes llegué casi sonriente, a saludar a la secretaria, casi. Y la abracé, y me miró sorprendida, pobre mujer, a veces la euforia se apodera de mí cuando hace frío y veo una cara conocida después de tantas horas de sueño, debo de haber soñado con ella y todos sus disfraces de blancanieves inocente.
Primero, segundo, tercero, cuarto... quinto, sexto, estoy. Tres pasos a mi izquierda, seis a la derecha, estoy. Puerta. Dos hacia delante, vuelta al escritorio, estoy. Sentado. Sonrío.
El sábado había encontrado mi sonrisa: una foto. Posaba una compañera con su novio, Oscarsito, del cual nos hablaba tan seguido, y las chicas insistían en conocerlo. Pero no. Y no. Y yo, que interesado nunca fui en el chismerío de novelas colombianas y mucho menos argentinas y locales, me resigné a no opinar; también debo admitir que fue por experiencia propia, mis comentarios nunca fueron bienvenidos... hasta encontrar esta foto, bendita foto, de mi gran amiga ya anunciada intentando abrazar un osito. Y debajo, "Oscar". Quién se atreve a nombrar su osito Oscar. Peor aún, quién se atreve a comenzar una relación con alguien que no tiene libre albedrío, o libertad de elección... no que nosotros tengamos demasiado de eso, pero por lo menos la ilusión... no puede levantar su bracito relleno de nada para tomar un cuchillo y amenazar a esa trastornada, maníaca depresiva que lo acosa. Además era enorme. Casi más grande que antílope de invierno. Tenía dos ojos enormes como pelotas de tenis blanquísimas. Parecía triste.
En fin, apreté fotocopiar unas trescientos veces y las repartí por los bancos vacíos. Ahora el reloj marca las 8. La gente comienza a llegar.
Que honesta felicidad, la de un martes pasajero. Quizás debería casarme con una osita rosa gigante, con ojos grandes y panza de borracha para apretujar. Tendría que comprar una cama más grande...

Comments

Crispín said…
Y pobre Teddy también, el former osito de canal 7. Aunque sos muy chico para acordarte.
Zoe said…
Vengo de otras generaciones, pero hablando de osos nunca me han gustado los osos, ni los cariñositos, ni yoghi o bubu, ni aquellos hombres que segun el resto "son tan adorables que te dan ganas de apretarlos como ositos", ni de los que literalmente parecen uno (ya sea por el pelo o el período de hibernación).

Gran cuento monólogo querido...pero creo que mi comentario está digno de alguna fémina furiosa. jajajaj
un gusto volver por estos lados!
Saludos desde La Clínica.

Popular posts from this blog

y bueno

Imperfecto

(Otra sofía)