vendaré tus instintos
humilde jaula de jardín
un conejo blanco
solo.
Como las agallas.
la sangre que hierve, desenfrena,
me desarticula,
quiero romper, salir, correr,
patear las rejas, cortar los nudos
estrangular los miedos
que nos impiden hacer lo correcto.
quiero quebrar, fumar, aletear
arder las cenizas, forcejear la entrada
arrancar todas las teclas de mi piano
para dejar de lado la ilusión,
el sueño, la farsa, metáfora linda de un futuro.
Volver a lo tangible, viajar a un pueblo,
quemar las joyas,
vernos reflejados en las llamas de lo que fuimos,
desatar los cordones,
probar andar descalzos,
tomar la sopa sin cubiertos y sin vergüenza
gritarle a la luna sus injusticias
culpar al sol por tus pecados
que cada lágrima valga
Volver a lo esencial,
sin psicólogo,
sin pastillas,
conversar con las hojas y dormir en el pasto,
susurrar ante el peligro
que nazca en ti el instinto de sobrevivir
por vez primera.
Asfixiante, intolerante, inútil
la corbata en tu cuello
dos semanas después

Comments

Crispín said…
Otra vez aparece la corbata del idiota. Me gusta la poesía que tiene, y que no se agarre de la rima.

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