nosotros somos los sanos

Como una escalera con escalones todos diferentes, los ojos pegados con lagañas, te tropezás, subiendo la pirámide de expectativas y exigencias. No le avisás a nadie, ni a tu vecino que no le vas a poder regar las plantas la semana que viene, y te escapás.


Me cuesta escaparme, entre las rejas
el miedo a electrocutarme
maldita corriente
me promete la muerte, pero no sin antes sufrir
puedo despedirme, pero aunque dibuje la sonrisa,
como los payasos,
tendré los ojos grandes
la boca abierta
las manos desarticuladas
y una mueca de villano de telenovela colombiana.

Me cuesta saltar, desde mi celda
pasar por los barrotes
y volar, o más bien caer
al suelo, con la posibilidad
de amanecer una vez más
cuadripléjico y confundido
atado a dos ruedas,
tener que soportar las aullidos del comisario.

Peor aún cortarse
abrirse como milanesa
tener que presenciar mi interior,
desatar una jauría de ideas reprimidas
y deseos confundidos
manchados de rojo,
esperar,
esos segundos que dan lugar al arrepentimiento de niño cobarde.

Quizás mejor patotear a Juan el gordo
y esperar la muerte
porque Juan el gordo mata gente,
como pasatiempo;
vos coleccionas bolitas,
el aniquila inútiles.

O no,
cuento los días,
las marquitas,
los rayones,
las inscripciones de aquellos que parecen aconsejar
el silencio,
la reflexión
y la libertad.
Y me río.

Comments

Anonymous said…
muy bueno
te firmo por éste y por los dos de abajo también jaja
saludos

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