ahí vamos

ni ahora, ni nunca, ni nunca jamás

quise buscar lo más íntimo, algo arbitrario. Bajaba lenta la luna, amarilla y soñolienta, y se escabullía tras el edificio de mi vecina. A veces, casi siempre a la tarde, ella se sienta en su balcón, y yo en el mío, e intercambiamos miradas, ojos y sueños de un futuro. Se le nota en la cara, que sueña. Y mucho.
No tanto como yo, supongo, yo soy un tipo ante nada soñador, ante todo, en realidad, un pelotudo. Pero además, me gusta imaginar cosas. De chiquito me divertía jugando solo y podía estar así todo el día.
Hoy tengo a mi vecina, y así, sentados, recorrimos Asia, África y medio Europa. Algún día me voy a animar.
Hoy no por que tengo que pasar a buscar a Laura de la psicóloga en un rato y después me toca a mí escucharla. Laura es mi mujer. Hace 2 años, cuando nos casamos, seguía con el inocente pensamiento, esa idea que te incrustan en la cabeza de chico, que el matrimonio abre tantas puertas.
Pero no te cuentan de las que cierra. Me lo imagine, al matrimonio no, como un orgasmo que se extendía hasta el fin de mis días, así, eterno.
El primer día de la luna de miel empecé con el viagra. Laura no sabe, nunca supo. Estoy tarde.

Agarró el saco y salió a la calle sin ponérselo. Camino media cuadra hacia el río y se acordó de que había dejado el auto sobre Lacroze.
Dio media vuelta, cambió el saco de mano y miró el reloj. Marcaba "te van a cagar a cachetazos".
El auto arrancó lo más bien y ni siquiera había tanto tráfico. Llegó a la casa de la doctora, una casa inglesa rodeada de cedros y malos karmas, escondida entre calles angostas y barrios de perseguidas.
Su mujer lo esperaba en la vereda y entró al auto dando un portazo. También se pinchó al sentarse, por que un resorte del asiento se animó a traspasar la tela.
Le costo arrancar al motor, pero lo logró, como siempre, y se encontraron camino al lugar donde hasta el día de hoy, conviven.

Que hija de puta. Hace solo 1 año y medio, no podía caminar por la calle sin tenerme la mano. No importaba si transpiraba, si tenía pintura, nunca lo pensé. Hasta... últimamente.
Ni me saluda, te das cuenta. Además le digo "como te fue?" y mira por la ventana como si tuviera 5. Malcriada.

Una señora se levantó de la mesa de té, y con una sonrisa forzada exclamó "me tengo que ir yendo chicas. Tengo que llevar a Laura al doctor a que le den las vacunas."
"Yo te acompaño" operó la que se encontraba a su derecha, que de chica no tenía nada y los años de madre le había dejado cicatrices, en todo sentido de la palabra.
La mujer agarró a su hija del brazo y soportó los llantos con los ojos medio cerrados. "Dale, dale, salí del autito. Mañana te traigo a que juegues con tomi de nuevo, dale? Nos tenemos que ir, Lauri, por favor. Enserio te digo. Dale. Después te compro un kinder si te portás bien."
Tomi miró con sus ojos claros a Laura que se alejaba y se le llenaron de lágrimas. Su madre lo sacó del asiento del conductor y corrió el auto celeste a un costado. "Que te pasa? Ay, pobresito. Chicas, tiene sueño tomi, me lo llevo que ya es tarde. Un beso, después arreglamos bien para el sábado."

Por que no te vas un poquito a la puta que te parió, grité para adentro. Laura se fue, pero ya la extraño. Es re divina, a pesar de todo.
Fernanda no. Fernanda es mi mamá. Pero no es buena mamá, Laura sería buena mamá. Sí... ella sabe de esas cosas. Pero no le crece la panza, no sé por qué. Creo que es una de las causas del deterioro de nuestra relación...
Además sé que siempre soñó con ser mamá, y bombera y presidente.
Yo no sé si quiero ser papá. Quiero ser escritor. Los escritores pueden ser papás?

Comments

Zoe said…
Querido Cai:

Me ha gustado mucho este escrito.

Creo que lo uno no quita lo otro...pero si asi fuera, creo que de igual forma preferiria ser escritora.

Un abrazo desde La Clínica.
Crispín said…
¿Y si se compra un maniquí para bajar la líbido?
Anonymous said…
uno de los mejores textos
muy bueno
tengo con qe entretenerme, hace mucho qe no pasaba
Beso
Luma

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